Para saber si una empresa goza de buena salud financiera, analiza si tu balance está equilibrado calculando el denominado “fondo de maniobra”. Aunque es necesario verificar muchos factores, este vistazo general te proporcionará una información muy útil.
Balance de situación
Activo
En el balance de tu empresa, los bienes y derechos aparecen desglosados en dos grandes grupos:
- Activo no corriente: inversiones a largo plazo que permiten el funcionamiento de la actividad (por ejemplo, el local de negocio, la maquinaria, el mobiliario, etc.).
- Activo corriente: créditos y derechos que tu empresa puede convertir en líquidos en el corto plazo, es decir, en un plazo inferior a un año (por ejemplo, los créditos con clientes y deudores, las existencias o los saldos de las cuentas corrientes).
Patrimonio neto y pasivo
Por otro lado, las fuentes de financiación de los bienes y derechos anteriores se desglosan en los siguientes grupos:
- Patrimonio neto: fondos que los socios aportaron a la empresa y los beneficios de años anteriores que no se han distribuido.
- Pasivo no corriente: deudas con vencimiento superior a un año.
- Pasivo corriente: deudas con vencimiento inferior a un año (por ejemplo, las deudas con proveedores y acreedores).
Equilibrio
Es conveniente que todos esos grupos guarden relación entre ellos.
Comprueba que el patrimonio neto y las deudas a largo plazo sean similares o, mejor aún, algo superiores a las inversiones a largo plazo.
Si esto es así, significará que el resto del activo (activo corriente) es mayor a las deudas a corto plazo (pasivo corriente), de manera que resultará más fácil que dichas deudas se vayan pagando con el dinero generado por las ventas.
Cuando esto sucede, se dice que el fondo de maniobra -diferencia entre activo corriente y pasivo corriente- es positivo.
Esta situación pone de manifiesto que tu empresa tiene un menor riesgo de tener problemas de liquidez.